Múnich. 31 de marzo de 2016

Son las 05.07 am de un día muy esperado. El cuerpo ha decidido rebelarse contra la necesidad de descansar antes de un viaje tan largo. Aún no ha sonado el despertador. Pero creo que hoy no hará falta.

Un par de horas e  inicia la aventura. Primera parada: Madrid, mi antigua casa. Solo algunas horas antes de salir hacia la que será la verdadera primera meta. Buenos Aires.

Allá nos vemos…

Llegada a Buenos Aires

Tras 27 horas de viaje y un pequeño susto, “acá estoy”, en Buenos Aires.

A quien piense que el viaje de mochilero es una aventura no planeada, tengo que advertirle de que hay determinadas preparaciones burocráticas que no se pueden olvidar. La primera: buscar un método para poder entrar en el país sin tener un billete de vuelta, requisito indispensable para el ingreso. El plan es no tener plan. Pero hasta cierto punto. Sorprendentemente fue en Múnich donde me exigieron dicho pasaje. Y ahí mi billete para Uruguay dentro de una semana se convirtió, paradójicamente, en mi verdadera llave de entrada en Latinoamérica.

Buenos Aires me ha recibido con una impresionante tormenta otoñal. La excusa perfecta para entrar en un local típico y degustar un delicioso mate. 

Obelisco de Buenos Aires. Paseo durante la primera tarde en Argentina.

Asado en la provincia

Suena a estereotipo hablar de la amabilidad y hospitalidad de la gente por estas tierras.  Solo viviéndolo en primera persona, lo puedes entender. Llegar un domingo por la mañana a una casa donde no conoces a nadie (y nadie te conoce), y te espera una completa familia en la puerta del garaje. Con los brazos abiertos. Con historias para aprender y palabras para reír. Para darte un pedacito de todo eso que dejaste al otro lado de océano y ya empiezas a añorar. 

Calor de familia. 

Disfrutando de mi primer asado de domingo.

La foto menos artística, la más deseada

5 días después de mi llegada a Buenos Aires, por fin tenemos agua en el sitio donde me estoy quedando. Unos días “complicados” pero necesarios para valorar los privilegios que ya damos por sentados.

Nach 5 Tagen in Buenos Aires, heute haben wir zum ersten Mal Wasser im Haus, wo ich wohne. Der Anfang ist kompliziert gewesen. Trotzdem muss man so etwas erleben, zu bemerken, wie privilegiert wir sind.

E finalmente abbiamo l’acqua a casa! 5 giorni dopo il mio arrivo in Buenos Aires! Un’esperienza complicata per cominciare. Comunque a volte servono cose del genere per capire quanto siamo fortunati dalle nostre parti .

El día que volvió el agua a la casa de Palermo

Diga Buenos Aires… ¡Entienda fútbol!

La Bombonera, cancha de Boca Juniors

Para un amante del fútbol no hay nada más grande que visitar los estadios de los dos grandes equipos de Argentina: el Monumental y la Bombonera, River Plate y Boca. 
De pequeño crecí viendo a mitos como Enzo Francescoli o Diego Armando Maradona jugando en estas canchas, a miles de kilómetros de mis ojos. Hoy he pisado ambas.

Con una millonaria de primera en el Estadio Monumental de Montevideo

Una mañana paseando por las calles de la Boca. Una tarde cantando goles en el Monumental. Necesito la noche para que nadie me baje de las nubes.